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Existe una pregunta que potencialmente puede cambiar toda tu experiencia tras una ruptura.  Puede significar la diferencia entre la desesperación total y una tristeza mesurada, entre la ansiedad histérica y el duelo, ¿Quieres saber cuál es?

Tras una ruptura amorosa, un pleito o un desencuentro con tu pareja, empiezas a experimentar una clase de angustia, un agobio, como si el aire te faltara y no logras mantener el balance.  Llegan a ti una serie de sensaciones físicas desconcertantes, te aprietan la cabeza un montón de pensamientos fatalistas y sientes en el pecho una sensación de caer al vacío. 
¿Te suena eso familiar?

Y tras esa experiencia desagradable, llega el impulso de que tienes que encontrar cualquier manera de resolver el pleito con tu pareja, que debes convencerlo de que vuelva, o lo que es peor, correr detrás de él por arrepentimiento de haberlo mandado a volar. Tu vida pende de eso, y si no vuelve, te mueres.

Pero quiero hacerte esa pregunta clave que puede cambiarlo todo, porque si la respondes con honestidad y la evalúas con lo que voy a explicarte, te vas a dar cuenta que las cosas no son de vida o muerte cómo tú crees.

La pregunta es: ¿Estoy padeciendo por amor o estoy sufriendo por apego?

La respuesta es más compleja de lo que parece y por eso quiero discutirla contigo, para que puedas aliviar tu mente y corazón.

El amor y el apego muchas veces van de la mano. Cuando nos enamoramos buscamos cercanía, conforme la relación progresa tu vida y la de él empiezan a conectarse de muchas maneras, y cuando sientes, estás pasando mucho tiempo juntos, enlazando actividades, amistades y proyectos. Y precisamente, ese enlace es el que nos genera apego.

literalmente empezamos a “pegarnos”. Y aunque estas dos cosas, el amor que es un sentimiento, y el apego que es un hábito, caminan juntas, si no tienes cuidado pueden crear un desajuste en tu interior que te hace sentirte perdida y sin propósito.

Si sientes una ansiedad muy grande al pensar en estar sin tu pareja. Lo más probable es que estés padeciendo de apego. Si sientes una tristeza profunda por una relación que ya no será igual, es posible que padezcas de desamor, pero…

¿Cuál es la diferencia?

El amor es un sentimiento, el apego es un hábito.  El amor viene del espíritu, es sublime y más grande que ustedes dos.  El apego es del ego, viene de la necesidad, del miedo y sólo existe en tu mente.

El amor te hace desear lo mejor para tu pareja y para ti.
El amor se inspira en la libertad y el crecimiento. 
El apego le teme más a la soledad que al sufrimiento.
El apego busca atar, el amor liberar.  
El apego te dice que estés en una relación para funcionar porque no sabes manejar la soledad. El amor es muy diferente, extrae lo mejor de ti y te hace sentirte entera y valiosa.

Mientras que el apego es el temor a estar sólo, el amor es la libertad de ser todo lo que puedes ser.

Entonces te pregunto otra vez: ¿Estás padeciendo por amor o sufriendo por apego?

El apego causa dolor porque está fincado en la necesidad, pero es algo que puedes trabajar con tu mente, creando nuevos hábitos que llenen tus necesidades afectivas. El amor se transforma y aunque ocasiona tristeza, también inspira gratitud. 

Cuando estés abatida por los conflictos de pareja, cuando sientas que tu pareja está raro o indiferente, o cuando tu relación terminó, hacerte esta pregunta puede hacer toda la diferencia entre padecer y sufrir.