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Puede que nunca entendamos por qué nos dejó

ruptura

Es poco probable que sepamos la historia completa de por qué alguien nos dejó. Y eso agrega confusión a una experiencia de por si dolorosa.  Acoger esos sentimientos de confusión y contrariedad, permitirles hacer su recorrido en la conciencia  también es parte del proceso de duelo.

Cuando una relación termina en contra de nuestra voluntad, nos cuesta mucho entender y aceptar los motivos que tiene nuestra pareja para irse. Aún cuando se comunique y exprese para explicar la razón detrás la falta de interés y deseo, la pérdida de conexión, las limitaciones de apertura emocional… la realidad es que puede que él mismo no sepa cuál es le motivo claramente. Eso de asumir que hay algo malo en nosotros, una insuficiencia que lo hizo marcharse es improductivo. Lo más probable es que ni él mismo piense eso y reconozca que eres una mujer maravillosa.  

Las relaciones no prosperan por varias razones.  Puede que nuestros estilos de apego estén en conflicto creando situaciones tóxicas de tira y encoge, que tengamos visiones y valores distintos de lo que deseamos en una relación y él fue capaz de notarlo estas situaciones antes que tú, o le moleste más. Puede que nuestra presencia le recuerde algo que aún no está listo para ver y trabajar en si mismo.

Reconocer que hay una multitud de causas que residen dentro de él y no en ti, te ayuda a obtener una visión más amplia y a aligerar la ansiedad que puedes estar sintiendo. Esto no quiere decir que no asumas una actitud de indagación. Claro que debes ser reflexiva de los patrones que repites, de las situaciones en las que te ves involucrada para detectar donde el factor común es un comportamiento o actitud tuyos.  Evita tomarlo como una crítica personal, una descalificación.  Las razones de cada quien para quedarse o marcharse son muy personales e íntimas.

Podemos aprender, refinar e implementar cambios en la manera en la que nos vinculamos con los demás para evitar comportamientos que puedan alejarlos o crear conflicto. Podemos también entrar en el proceso de duelo para atender a nuestra niña interior y fortalecerla en esos lugares donde aún está insegura y ansiosa. Procurar integrar el pasado y crear espacios diferentes en los que el amor pueda florecer. 

Pero también debemos aceptar que es una realidad que no todo el mundo es “monedita de oro”, que no le vamos a venir bien a todos y que ellos a nosotros tampoco. Entender que la química del amor es una delicada fórmula que conlleva muchos elementos de los cuales no siempre estamos conscientes, y no siempre poseemos. Y eso está bien.  

Debemos entender que nuestras fallas pueden ser demasiado pesadas para ciertas personas, que puede que activemos ciertas heridas en el otro sin darnos cuenta y que para ellos el reto de desarrollar una relación con nosotros sea mayor. Y eso es normal, aunque nos duela.  

Una de las dos grandes lecciones en las que debemos trabajar es en la realización de que hacemos de las rupturas algo demasiado personal, que extraemos conclusiones erróneas sobre lo que un final dice de nosotros.  Encontrar si hay compatibilidad o no es un proceso de ensayo y error, y en el error muchas veces hay más posibilidades de crecimiento que en la insistencia en el ensayo. 

La otra lección, es discernir cuáles son las partes de la ruptura que nos corresponden y cuáles son las de él, y aún sin entender claramente, podamos hacer paz con el hecho de que somos humanos, tanto él como nosotras, y que en esa humanidad hay temas que aún debemos integrar.   

Y tal vez el siguiente paso sea llegar a un camino que nos acerque a esa persona que recibirá todas las partes de nosotras, con aceptación y felicidad por la persona maravillosamente fallida que somos.  

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